Junio / 20 / 2003
Paseo en
un pueblo, del cual no se
su nombre ni ubicación,
Fuimos ayer con mi madre a un
pueblo que no conozco.
Tiene un valle amplio donde
siembran maíz, pero en estos momentos solo se deja ver el ganado, que se
alimenta de lo que queda después de la cosecha, este valle esta cercado con una
pequeñas bardas de piedra, aproximadamente como un metro de altura, al entrar
al pueblo es una calle amplia, de terrecería hace mucho calor, el pueblo se ve
triste y seco, con pocos habitantes.
El camión donde viajamos,
esta muy viejo, pero eso no importa, por que mi mamá quiere llegar al pueblo
como sea, quiere visitar una iglesia que le dijeron que hay una imagen que es
muy milagrosa, no se que imagen de santo será, y es preferible usar este camión,
antes que venir caminando.
Cuando pasábamos en el
autobús, por la calle de terrecería, creo
que es la calle principal, a los extremos de la calle hay unas casas de
adobe, los patios están cercados con alambre de púas, había unos postes del
alambrado caídos, como si no les importa que los animales entren y terminen de
destruir lo poco que queda de la cosecha.
Cuando
llegamos donde se supone que era el centro
del pueblo,
Dije, hemos llegado al pueblo…
Mamá ¿donde quiere ir?
Ya estamos aquí, este es
el pueblo al que usted quería venir, mi
madre no me responde, bajamos solo las dos de autobús en silencio, nos paramos
frente a unos pequeños arbustos, entonces le digo, mamá, aquí parece que no hay
gente, no me responde, solo camina y yo la sigo en silencio.
Paso el tiempo, quizás solo seria
unos minutos que pasaron, cuando se empieza a sentirse un calor insoportable, y
el viento era tan fuerte que levantaba el polvo y no me dejaba ver para adelante, entonces vuelvo y le digo, mamá,
donde es que quiere ir, por que mis
hijos están solos ¡No podemos quedarnos aquí! Mi madre no responde, y sigue
caminando, parece que no me escucha, seguimos caminando en silencio en esa
misma calle, pero sin saber para
donde nos dirigíamos…En ese instante, exclame
con alegría, ¿Mire mamá, ahí esta la Iglesia?
¿Quiere entrar? Sin
pronunciar palabra, se dirigió a la iglesia, cuando estamos paradas frente a la
Iglesia, mi madre dijo Hun, como si estuviera enfadad ¿Para eso venimos asta
aquí? Mira la puerta, ¡Esta cerrada! ¡Mamá por favor! Conteste indignada, no se
ponga así, estoy tratando de
complacerla, mire que grande es la puerta, y además ¡La iglesia es de piedra!
LA IGLESIA BOMBARDEADA
¡Y que con eso! Respondió mi
madre un poco enojada, y un poco sentida, así se escucho su voz,
¡Mira, que no vez que la
puerta esta serrada!
Replico mi madre, ya demasiado molesta, ¿Ahora
que hacemos?
Nada, le respondí, vamos a
ver si tiene puertas a los lados le conteste, posiblemente este alguna puerta abierta,
Así como la Iglesia de la
Asunción, conteste, a veces la puerta principal se ve que esta cerrada, y las puertas del costado están abiertas, entonces
caminemos para la izquierda, para ver si la puerta esta abierta, bien entonces vamos, mi madre camino tras de
mi.
¿Dios mío que es esto? Exclame…
Mire mamá,
¡Aquí parece que hubo una
guerra!
¡Porque bombardearon la
Iglesia! Mamá, mire esto.
¡En ambos lados están derrumbadas
las paredes!
Esto me parece extraño, que
la pared de enfrente esta intacta y aquí en medio todo destruido, seguí
comentando.
¡En la parte de atrás que no
hay puertas, las paredes estén intactas!
Además como es que la parte
de atrás donde se encuentre el altar, ¡Solo hay polvo! Entramos caminando sobre
los escombros del material que estaba en el centro de la Iglesia. Y desde ahí
recorrí con la mirada todo el rededor de la iglesia o lo que quedaba de ella.
Mire mamá lo que esta allá, y
le señale con el dedo, al lado derecho mamá, sobre ese mármol blanco que esta
en el piso, cerca del altar blanco, esta una imagen, ¡Vamos a ver que imagen es!
Mi madre me siguió y al
llegar frente al altar de mármol blanco, vimos que la imagen que estaba en el
piso, sobre otro pedazo grande de mármol blanco, era un Cristo roto, si, solo le
faltaba un brazo, todo lo demás estaba intacto.
Era un Cristo roto, que le
faltaba un brazo, pero no tenía La Cruz…Estaba en el piso, sobre un mármol
frío, lo acomodaron como si estuviera durmiendo, bueno esa era lo que me
paresia, estaba como recostado de lado y tenía solo un brazo, el brazo que le
faltaba, estaba tirado junto al altar de mármol blanco.
¡Mamá! Exclame, ¿Es un Cristo
igual al que esta en Chichihualco? Mi
madre no decía nada, solo me miraba. ¡Si mire bien!
¡Se parece al Cristo que esta
en el ataúd!
LA IGLESIA BOMBARDEADA
El Cristo que pueden sacar del ataúd, y que lo crucifican en semana santa,
¿Verdad que si mamá? Reafirme
como si mi madre me estuviera preguntando y le dije, mire bien,
¡Se parece Al Cristo que esta
en la Iglesia de San Miguel!
En ese momento camine para
agarrar el brazo y me agache, cuando tenia el brazo en las manos dije en voz
alta, ¡Pobrecito! Mire mamá como quedo el brazo, si que esta lleno de polvo.
Le dije a mi madre ¡Que acaso
esta gente que hizo esto no tiene compasión! Aunque sea solo una imagen, ¡Deberían
de tener respeto!
En se momento se escucho una
voz fuerte que dijo,
¡Tú puedes arreglarme el
brazo si quieres!
¡Solo ponlo asía arriba para
que se me acomode!
¡Quede nuda al escuchar esa
voz!
¡Pero al momento obedecí esa
voz! Eleve el brazo como me dijo, puse el brazo para arriba y al ponerlo junto
a la imagen, hizo un ruido como si fuera un imán, ¡Lo atrajo junto a el y solo
se le acomodo!
Solo se escucho un (click) mire al Cristo, yo no soltaba el brazo, pero
sabia que ya estaba en su lugar….
Entonces mirando la cara del Cristo, suavemente y con cuidado, baje el brazo poniéndolo
con mucho cuidado, sobre el cuerpo de la
imagen que estaba en el mármol frío.
El Cristo quedo postrado en
el mármol como si se acomodara para dormir, doblando los brazos junto a su
pecho.
En ese momento solo pensé.
Y se pusiera este Cristo en
aquel altar que esta en el centro,
¿Ese altar debe ser el altar
mayor? Esta grande y es de mármol blanco.
Y de pronto, al instante el
Cristo apareció en aquel altar del centro, cubierto con una sabana blanca sin
ninguna partícula de polvo.
Mi madre seguía de pie sin
decir nada, solo estaba mirando todo lo que sucedía.
En ese momento se abría una
pequeña puerta de madera que estaba cerca de donde estaba el altar de mármol blanco,
de donde salio un sacerdote revestido, con una capa color verde y enfrente una
Cruz dorada, el sacerdote estaba preparado, listo para celebrar la misa.
LA IGLESIA BOMBARDEADA
No se donde salio la gente que
estaba parada en el centro de la iglesia, porque que al parecer ya lo esperaban para la celebración… cuando nosotros llegamos no
había ninguna persona en el lugar.
El sacerdote entro acompañado
por unos niños, cuando salían del cuarto que estaba a la derecha, que al
parecer ese cuarto también estaba intacto por los bombardeos.
Cuando el sacerdote estaba
frente al altar, descubrió la imagen del Cristo lentamente quedándose con la
sabana en las manos y pidió a la gente, por favor pongan este Cristo enfrente,
al pie del altar… Fueron barios voluntarios quienes se acercaron para poner al
Cristo como dijo el sacerdote entonces le hice un comentario a mi mamá.
Mamá, ¿Mire quien es el
sacerdote?
Contesto ella, ¡Si ya lo vi!
Le pregunte ¿Lo reconoce? ¡Si!
Es el padre Antonio de Chilpancingo,
¡No mamá! Replique, no es el
padre Antonio, ¡Es el padre Lío! El que esta en Chicago, El celebra las misas en
la iglesia de Nuestra Señora de Gracia, donde vive mi hermana Victoria ¡No! No
es el, dijo mi madre, ¡Mire bien mamá!
Le dije, en ese momento se le
cambio su rostro.
Mamá mire bien, porque ahora ¡Ya
no es el padre Lío!
¡El rostro le a cambiado! Ahora
parece que es el padre Jorge Amando de Chichihualco, ¡Si, mira, ahora si es el
padre Amando!
Nos quedamos un instante en
silencio, y de pronto exclame,
¿Nuevamente le cambia el
rostro?
¡Ahora si es el padre
Antonio! ¿Que esta pasando?
¿Por qué a veces parece que
es el padre Lío? ¿O el padre Antonio?
¿Ahorita nuevamente es la cara
del padre Jorge Amando?
En ese momento, el padre
Jorge Amando, se dirigió donde esta el sagrario, doblo la pierna derecha
quedando de rodilla y tomo el cáliz.
Hubo un silencio, y cuando, estaba
la Consagración, su mirada del padre estaba asía arriba, no en la Ostia para
consagrar como se acostumbra, bueno yo lo creo que así es la Consagración.
Siguió la celebración, pero
todo era muy lento como si estuviera en cámara lenta,
Además, parece que habla
pero no se escuchan las palabras, solo se ve el movimiento de los labios
y todos los presentes se veían uno con otro, parece que nadie puede escuchar lo
que dice el padre.
LA IGLESIA BOMBARDEADA
Cuando llego la hora de la
comunión muchos de los presente pasaban
para comulgar, mi madre y yo caminamos para formarnos en una sola línea para
comulgar, Se acerco el sacerdote pero su mirada estaba perdida, después de unos
minutos, empezó a dar la comunión, yo estaba delante de mi madre y cuando solo
faltaban tres personas delante de nosotras, se
terminaron las Ostias… El sacerdote se retiro para ir por mas y esperamos de
pie, cuando el sacerdote regresaba, ya no se dirigió asía nosotros, los que
esperábamos en la línea para la comunión, Sino que se fue asía el altar, las
personas que estaban delante de mi, me voltearon a ver y solo hice un gesto,
como diciendo ni modo.
Y todos regresamos a los lugares sin comulgar.
Cuando el padre levanto el
rostro, ya no era el padre Jorge Amando,
sino que para ese momento ya era el padre Lío…. Todos estábamos en el centro de
la iglesia de pie, sobre todo ese escombro de piedras, todos los que
presenciábamos la misa nos volteamos a ver uno a otro, porque el padre Lío, quiso dar por terminada la
misa en ese momento.
Cuando el padre se arrodillo,
se desplomo lentamente frente al altar, y uno de los niños grito fuertemente,
¡Ayúdenlo! ¡Ayúdenlo! ¡Por favor ayúdenle! Salieron corriendo unos hombres y lo
levantaron, y en ese momento empezó a cambiarle el rostro nuevamente, como al
principio.
Eran los tres rostros en uno
solo. ¡El padre Jorge Amando!
Luego se transformaba con
el rostro ¡del padre Antonio!
¡Y luego con el rostro del
padre Lío!
Todos mirábamos con asombro lo que sucedía.
En ese momento se puso de pie
el sacerdote con el rostro del padre
Jorge Amando, y dijo a gritos ¡Dios mío! ¡Dios mío! Y se arrodillo…
Inclinando la cabeza y diciendo
fuertemente ¡Padre mío y Dios mío! ¡Perdóname! ¡Perdóname!
Hubo un silencio prolongado….
Como por arte de magia, la capa verde que tenia puesta el padre, Cambio de
color verde, a un color perla, se fue opacando nuevamente, hasta tomar un color
blanco amarilloso, como esa ropa de color
blanco, que se guarda por años y que al pasar el tiempo se torna a un color
amarillos.
La verdad no puedo describir
exactamente como es ese color de antigüedad.
LA IGLESIA BOMBARDEADA
Después de esa transformación
de los colores, todos salimos en silencio de la iglesia derrumbada, dejando
al padre Jorge Amando solo, y de
rodillas, con la cabeza inclinada, creo que hacia oración, pero no era esa
oración tan común, donde solo se arrodillan por costumbre.
Sino que parece que “DIOS” estaba allí presente.
Sí, por que se sentía
esa paz, en el aire.
Cuando salimos de la iglesia,
mi madre y yo, caminamos en la calle donde nos bajamos del autobús cuando llegamos, pero en completo silencio, parecíamos dos
extrañas. Caminábamos una al lado de la otra, yo solo escuchaba la respiración
de mi madre, pero cada quien en un mundo
diferente.
Mi madre, volteaba a su
alrededor, como si solo admiraba esos
pequeños cerros con el color de Otoño, unos árboles sin hojas, otros con las hojas
con el color amarillo y algunos arbustos secos completamente, los cerros que rodeaban
al pueblo, no eran tan grandes… Mi madre seguía con su mirada perdida.
Yo quería saber lo que pensaba
mi madre, pero no me atrevía a interrumpir sus pensamientos… Cuando ella quiera
hablar me dirá lo que piensa, creo que
no es el momento para preguntar nada, Mi madre a veces inclinaba la cabeza,
como si estuviera cansada.
Pasamos mucho rato caminando
y la veía tan distante que me preocupe
Decidí preguntarle ¿Mamá, qué
piensa de lo que paso? Me volteo a ver, como si no me reconociera, clavo la
mirada al piso y siguió caminando sin responder.
Entonces vino a mi mente todos
esos momentos vividos en la iglesia
Y me pregunte.
¿Quien sería el que bombardeo la iglesia?
Y ¿Porque?
¿Quien seria el que me hablo?
Cuando estaba el Cristo en el piso, ¿Sería la misma imagen?
¡DIOS Mío! ¿Acaso tendría
vida El Cristo, cuando estaba tirado en el piso?
Fue entonces que se me erizo la
piel, como ahorita, tan solo al recordar sus palabras. Cuando me dijo.
¡Tú puedes arreglarme el
brazo si quieres!
¿Porque El Cristo estaba tirado?
¿Porque el padre no me quiso
dar la comunión?
¿Porque
le cambiaba el rostro, una y otra vez?
¿Y porque se desmayo el padre?
En ese momento se acerca una mujer para
hablarnos, era la primera persona que nos dirigía la palabra desde que llegamos
al dichoso pueblo, y nos dijo, ¡Todo esta mal! ¿Verdad? Fue mi madre quien contesto,
¿Usted también lo cree así?
La señora solo nos miro, y se
retiro rápidamente si decir más palabras.
A lo que yo aproveche el
momento para decir, mamá vámonos porque se hace tarde. Recuerde que yo deje a
mis hijos solos, y el autobús ya va a salir, respondió rápido mi madre
¡Si ya vámonos! Y al momento desperté.
LA IGLESIA BOMBARDEADA
Estaba sentada al borde de la cama ¿Donde estoy?
Me pregunte en voz alta,
porque me desperté desorientada,
Creí que estaba en realidad
junto a mi madre, mire el reloj, son las cinco de la mañana
¡DIOS Mío, DIOS Mío! Solo es un
sueño.
Junio / 20 / 2003
Maricela González Cerón
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